lunes, 31 de octubre de 2011

One-shot - Halloween Special.

¡Buenas! Lo que postearé acá es un one-shot de una fic que haré dentro de mucho, cabe decir que será un fanfic porque no será un original. Es sobre el programa Supernatural ó, en español, Sobrenatural. No lo vengo planeando desde hace mucho, tuve un sueño así y me atrapó de alguna manera así que decidí escribirlo. Para los que no lo conocen aquí va un pequeño resumen sobre lo que trata la trama. 


Jared Padalecki (Sam Winchester) y Jensen Ackles (Dean Winchester)
-Respectivamente-



'La serie describe las hazañas de los hermanos Sam y Dean Winchester, interpretados por los actores Jared Padalecki y Jensen Ackles respectivamente, quienes viajan a diversos sitios de Estados Unidos, a bordo de un Chevrolet Impala de color negro y modelo 1967, investigando y combatiendo sucesos paranormales e inexplicables, muchos de ellos basados en leyendas urbanas de la cultura estadounidense, además de criaturas sobrenaturales clásicas, tales como vampiroslicántropos y fantasmas.'
 Fuente: Wikipedia.
Bueno, aquí va... casi ningún personaje me pertenece. ¡Espero que les guste!


Supernatural - Halloween Special.


La música resonaba en las paredes de ese viejo auditorio. Miles de chicas hablaban, bromeaban, se maquillaban. Todas acostadas o sentadas en edredones y colchones los cuales estaban situados en el suelo.

Brittany Kramer (Amber Shwartz)
En una esquina, al lado de la entrada, las coordinadoras escolares vigilaban a las jóvenes, pero aún así se divertían cotilleando y tomando café.

Una adolescente en especial saltaba de colchón en colchón, molestando a sus amigas. Era bastante petisa para tener 17 años. De cabello ondulado y oscuro, sus ojos eran ámbar, su nariz era normal, ni muy respingada ni muy ganchuda. Tenía labios carnosos y cuerpo proporcionado con su altura.

Amber, ya quédate quieta!-ordenó una de las mujeres. Quien era la madre de la chica.-
-Sí, mamá.-musitó apesumbrada mientras se sentaba en su lugar.-¿Por qué no retas también a Denisse?-reclamó molesta.-
-Porque yo no molesto.-explicó su hermana mayor con aire de superioridad.-

La morocha bufó mientras rodaba los ojos. Pero a los pocos segundos pudo unirse a la conversación que sus amigas mantenían.

-

Ya eran las 3:05 a.m., afuera reinaba la oscuridad. Sólo se podía escuchar el chirriar de los grillos y el murmullo del agua recorriendo el canal cercano. A un medio kilómetro, había unos baños. Todo el suelo estaba cubierto con césped tan largo que parecía como si nadie mantuviera el lugar, lo que tal vez era cierto.

Ya era hora de ir a dormir.

Las luces comenzaron a titilar sin cesar, lo que les extrañó a algunas, otras se asustaron y las que quedaban lo pasaron por alto.

-¡Bien chicas, a dormir! Mañana será un día muy largo. Las que necesiten ir al baño, vengan conmigo.-habló la coordinadora más joven.-

Amber y unas cuantas más la siguieron. Caminaban por la penumbra de la noche, muchas asustadas más que nunca, otras tonteando por el camino, y ella estaba completamente callada. Había algo en ese lugar que le daba mala espina, algo malo sucedería, podía sentirlo; pero no hablaría al respecto debido a que sabía que lo pasarían por alto.

Ya estando en el servicio, todas cepillaban su cabello y sus dientes, además de hacer sus necesidades correspondientes.

-…encima se enojó conmigo cuando él fue el respondab…-contaba una estudiante cuando un grito desgarrador seguido por millones iguales, la interrumpieron.-
-Gina debe estar jugándoles su famosa broma de Halloween.-rió otra de las jóvenes.-
-¡OH, debo presenciar eso!-exclamó la morocha mientras se echaba a correr hacia el auditorio.-

Los gritos no cesaban, pero ella intentaba ignorar el hecho de que, probablemente, lo que sucedía allí dentro no fuera nada ni parecido a una broma de mal gusto.

Subió los escalones rápidamente pero al abrir la puerta se topó con algo increíblemente desagradable. Gargantas cortadas, cadáveres desparramados y sangre goteando en cada rincón. La planta de los pies de la joven se tiñeron de un rojo intenso y no pudo evitar soltar un grito lleno de terror que pugnaba por salir de su garganta, y aún peor cuando vio quien había hecho semejante ataque. Un hombre aparentemente joven, con un ojo tan hinchado que parecía como si fuese a explotar, la mandíbula dislocada, sin cuero cabelludo y un corte en su yugular se acercaba a ella lentamente con una navaja en lo que pretendía ser una mano, ya que le faltaban algunos dedos, y un intento de sonrisa en su pálido rostro. Ella pudo haber jurado que el hombre volaba unos centímetros sobre el suelo pero, a ese punto, ya nada le parecía poco sensato.

Llena de pánico, retrocedió unos cuantos pasos, lo que provocó que tropezara con una madera salida y rodara escaleras abajo, cayendo encima del descuidado césped. El asesino salió apenas un poco cuando, de la nada, comenzó a desaparecer hasta hacerlo completamente.

Amber lloraba, gritaba, intentaba levantarse pero sus piernas no se lo permitían. En ese mismo momento todas las otras llegaban con aire cansado y riendo como tontas.

-¡Am!-la llamaron entre carcajadas.-¿Qué haces aquí afuera? Está helado.
-N… no, no entren.-tartamudeó con un hilo de voz mientras que incontables lágrimas rodaban por sus mejillas.-

Todas la miraron como si estuviese loca, la coordinadora que las acompañaba la ayudó a levantarse, notando que no paraba de temblar, aunque no era de frío.

Pero al entrar se llevaron una sorpresa que ni siquiera Am se esperaba.

El suelo estaba cubierto del líquido rojo, pero no había ni un solo cuerpo o persona en el lugar. Pensando que todo seguía siendo una broma, comenzaron a llamar a las que habían desaparecido.

-¡Chicas, ya está! Vamos a la cama.-llamó la mujer.-¿Chicas…? ¿Amber, tú las viste?
-Ellas… Ellas estaban muertas, en el piso.-sollozó.-Había un hombre con… una navaja y… y… desapareció.-explicó, sabiendo lo extraño que sonaba, pero era toda la verdad.-
-Deberíamos llamar a la policía o algo así, no es muy seguro que anden escondiéndose por aquí a la noche.-sugirió una joven, la cual no le creía ni un poco a ella.-
-¿No lo entienden? ¡Están muertas!-sollozó la morocha desesperada.-

-

Dos hombres, quienes eran hermanos estaban sentados en un diner bar, uno tenía 26 años, era rubio de cabello corto y rubio con ojos verdes azulados, bastante petiso al lado de su hermano menor, al cual le llevaba cuatro años y era muy alto; de cabello largo y castaño pero con los mismos ojos que su hermano.

-¿Y bien, Sammy?-preguntó impaciente el mayor, quien devoraba desesperadamente una hamburguesa con tocino mientras hablaba.-
-Traga y luego hablamos, Dean.-condicionó el castaño mientras hacía un círculo en una noticia del diario que tenía en sus manos.-
-Ya dime, Lady Dí.-le arrebató el periódico de sus manos y se dispuso a mirar lo que, con tanta atención, su hermanito había estado leyendo una y otra vez.-

Desaparición en campamento.
Ayer a la noche, la policía recibió una llamada reportando la desaparición de casi 40 personas, mujeres específicamente, en el estado de Toledo, Ohio. Sólo hay un testigo, el cual jura que fueron asesinadas por un hombre de extraña e inusual condición física y luego desaparecieron. No se sabe si esto ha sido una broma de mal gusto pero el suelo del viejo auditorio donde el grupo de mujeres dormirían esa noche estaba cubierto de una sustancia roja, lo cual se sospecha que es algún tipo de tinta, pero la policía está haciendo análisis para descubrir la verdad de la desaparición de todas estas jóvenes.
La testigo dijo que el hombre desapareció en cuanto intentó salir a matarla a ella también y lo describió de una manera muy particular <<Era joven, debe haber tenido 23 años, tenía un ojo hinchado, un corte extenso en la garganta, la mandíbula rota… no entiendo cómo puede haber estado vivo>> testificó Amber Shwartz, hija y hermana de dos de las desaparecidas.
Otra de las chicas, llamada Emily Urk, negó fervientemente la idea de que alguien haya asesinado a las desaparecidas <<Todas nos están jugando una broma, y Amber solo está traumatizada debido a que siempre ha estado obsesionada con las cosas sobrenaturales, pero aún así, ya deberían dejar de esconderse, ya no es gracioso>>
El único suceso extraño antes de que el supuesto ataque sucediera fue <<Las luces titilaron un par de veces durante la noche, pero eso debería ser común, el lugar es bastante viejo>> dijo la coordinadora más joven, Juliet Rizk.
Mientras tanto, el campamento aún sigue debido a que las jóvenes no quieren irse sin sus compañeras.

-Luces titilantes, testigos traumatizados…-comentó Sam para luego bufar levemente.-Pobre chica.-susurró, sentía pena por la joven. Había perdido a su madre y a su hermana y la tomaban por loca.-
-Es en Toledo, queda a menos de una hora.-sonrió su hermano mayor, el cual no había escuchado nada de lo que el castaño había dicho.-

Salieron de ese lugar, se subieron a su Chevy Impala del 67, color negro; y se dirigieron al sitio determinado.

Mientras tanto, Amber estaba sentada en la escalera del auditorio, rodeando sus piernas con sus brazos y apoyándose en ellos mientras se balanceaba lentamente. Todas las otras se habían ido a dar el paseo planeado el día anterior, ella debía quedarse al lado de ese espeluznante auditorio y responder las mismas preguntas una y otra vez. Sólo quería despertar y que todo haya sido un sueño pero, lamentablemente, sabía muy bien que no lo era.

Recordaba cada detalle, algo que le dijera que su mente la había engañado en el momento pero no podía ignorar el frío que sintió cuando el asesino se le acercó, o el recuerdo de todos los cadáveres… de su madre, de su hermana, de su mejor amiga, Gina… No podía.

Sintió unos pasos frente a ella, lo que provocó que alzara su vista. Se encontró con dos muchachos, vestidos de traje. Los dos eran muy apuestos, pensó ella pero en ese momento ese tipo de estupideces no le importaban mucho.

-¿Señorita Shwartz?-preguntó el castaño.-
-¿Sí?-contestó apesumbrada, sabiendo lo que se avecinaba.-
-FBI, soy el detective Criss, él es el agente Colfer.-explicó el rubio.-¿Podríamos hacerle algunas preguntas?
-Já, ¿cómo Chris Colfer y Darren Criss?-preguntó sarcástica. Los dos la miraron sin entender ni una palabra de lo que había dicho.-De Glee.-explicó, pero ellos seguían igual de confundidos, lo que hizo que ella bufara frustrada.-Pregunten.-soltó finalmente dándose por vencida.-
-¿Puede contarnos lo que vio?-pidió Sam.-
-¿Para qué hacerlo? Ninguno de los otros me creyó, ¿por qué ustedes lo harían?-dijo desviando su mirada de los jóvenes.-
-Somos… distintos.-respondió Dean con impaciencia.-
-ella suspiró.-Sangre, cadáveres y un hombre.-resumió.-
-Y ese hombre, ¿podría haber sido parecido a este?-le alcanzó una fotografía vieja, la cual ella tomó con nerviosismo, los otros la habían ignorado inmediatamente, pero ellos ya tenían hasta una fotografía del posible sospechoso.-
-observó la fotografía unos minutos, efectivamente era él.-Sí, es él… ¿quién es?
-Paul Rehon. Lo asesinaron en este auditorio cinco mujeres y lo enterraron debajo.-explicó crudamente Sam, la chica sabía muy bien lo que había visto y no sería mucho shock.-
-Já, claro.-rió esperando que lo que acababa de escuchar fuese una broma de mal gusto hecha por dos agentes inmaduros, pero al ver sus expresiones serias dejó de hacerlo.-¿Es enserio?-preguntó sorprendida.-
-Sí, y necesitamos tu ayuda para detenerlo.-dijo Dean, en el camino habían ideado un plan el cual debía involucrarla debido a que el fantasma no aparecería a menos que hubiese una mujer cerca a las tres de la mañana. Y debían asegurarse de que, al quemar los restos, el espíritu también lo hiciera.-
-No son del FBI, ¿verdad?-murmuró mirándolos un poco aterrada.-
-No exactamente.-comentó Sam, un poco inseguro, era muy probable que la chica no aceptara hacerlo.-
-¿…Qué debo hacer?-soltó finalmente.-

-

El reloj dio las 2:50 a.m., los policias ya no rondaban afuera. Sam, Dean y Amber se colaron por la puerta trasera del lugar, sabiendo que, probablemente, se trabaría en cuanto el fantasma apareciera.

De su bolso, Sammy sacó un hacha y comenzó a destrozar el suelo de madera. Dean preparó algunas balas de roca de sal y algunos artefactos de hierro. Ella miraba atónita la situación, y comenzaba a arrepentirse de confiar en esos dos extraños, pero ya no había vuelta atrás, habían dado las 3:05 a.m. y el castaño aún no hallaba el cadáver.

Amber comenzó a caminar lentamente, volteando hacia todos lados, estaba completamente aterrada.

Pero algo la empujó tan fuerte que cayó de espalda a la pared, al igual que los hermanos. Se retorció de dolor en el suelo, abrió los ojos y se encontró con una mano deforme y una mandíbula dislocada, inundada por el pánico, se arrastró lo más rápido que pudo por el suelo mientras soltaba algunos gritos al ver al horrible espíritu. De repente desapareció, y se encontró con el rubio levantándola de allí.

-No… no dejes que me atrape.-tartamudeó mientras lloraba y se aferraba a la chaqueta de cuero del chico.-
-No te preocupes…-la abrazó con uno de sus brazos y luego se dirigió a su hermano.-Sammy, ¿apúrate, quieres?-insistió.-
-Creo que lo encontré.-contestó el aludido quitando un trozo de madera mucho más grande que los otros y buscando un poco de gasoil y fósforos. Aunque, justo en ese momento algo separó a la morocha de Dean, y nuevamente, el fantasma se acercaba a ella.-

Se arrastraba como podía sobre todo el auditorio, pero el dolor no le permitía hacer mucho, sospechaba que se había fracturado una costilla con el último golpe. El hombre la tomó con su mano normal y la elevó sobre el suelo. Ella cerró los ojos, asumiendo su muerte mientras que el asesino acercaba su navaja a la garganta de la víctima.

Pero cayó al suelo antes de que la llegara a rozar, mientras escuchaba un grito desgarrador por parte del espíritu.

Sam y Dean la habían salvado. El fantasma se había ido, pero aún así estaba huérfana…

-

-¿Entonces, eso es todo?-preguntó ella intentando aparentar indiferencia, pero luego de ver todos esos cadáveres debajo de el lugar, no había podido pensar en otra cosa. La policía había encontrado el lugar en semejantes condiciones y estaban buscando como locos a un responsable, pero la verdad es que no había responsable alguno.-
-¿Estarás bien?-respondió Sam con otra pregunta mientras la miraba preocupado. Ella simplemente se encogió de hombros.-
-A pesar de todo, fue bastante divertido.-rió sarcástica pero dejó de hacerlo cuando volvió a dolerle la costilla que se había fracturado la noche anterior.-
-Por cierto, mi nombre es Dean Winchester, y éste es mi hermano, Sammy.-explicó el mayor de los hermanos.-No somos de nada llamado Glee.-rió, Am sonrió divertida.-
-¿Puedo ir con ustedes?-soltó luego de un momento de silencio. Los dos la miraron completamente sorprendidos y los ojos abiertos desmesuradamente.-
-¿QUÉ?-exclamó incrédulo Sam.-¿Enserio lo dices?
-Sí, esta cosa de cazar… ayudan gente sin importar los riesgos que les esperan y es algo que me gustaría hacer, si no es molestia.-comenzó a jugar nerviosa con sus cabellos mientras se balanceaba de un costado al otro.-
-No queremos arruinarte la vida, si supieras lo que te conviene, no nos estarías pidiendo eso.-intervino el rubio un poco molesto, no quería echar a perder la vida de una joven, tenía toda su vida por delante y la quería malgastar por un poco de adrenalina y moteles baratos.-
-¿No te diste cuenta? Ya lo está…-torció el gesto luego de insistir.-
-¿…dónde vives? Necesitarás ropa.-soltó finalmente el más grande de los Winchester mientras tomaba su bolso.-

Sammy sonrió complacido mientras veía como la chica daba pequeños saltitos detrás de su hermano. Tal vez no era tan mala idea después de todo, su historia era muy parecida a la de ellos.

viernes, 28 de octubre de 2011

Capítulo O4 - Trato hecho.

En los vestidores, todos se pusieron su ropa deportiva y tomaron sus reproductores y auriculares. La entrenadora prefería que entrenaran con música así se concentraban y no hablaban entre ellos.

Pero Garret no tenía uno, además de que su teléfono no lo tenía por una cuestión de rebeldía hacia sus padres, y Jo había olvidado el suyo y su celular estaba apagado debido a que no lo había cargado por culpa de Lungard.

James molestaba a Fitz, quería saber quien era la chica a la que tanto buscaba con la mirada, no podía encontrarla entre tantos estudiantes debido a que los últimos tres cursos de la secundaria entrenaban juntos, ya que en esos años las carreras eran opcionales. Johanna también lo buscaba a él, a pesar de que sabía que no se acercaría a hablar aunque quisiera, le daba mucha vergüenza.

Él al fin la vio, cuando todos se formaron para comenzar el entrenamiento. El viento azotaba su cabello de forma casi poética bajo el cielo nublado, Fitz quedaba atónito ante esta situación, pero luego de unos segundos sacudió su cabeza y miró al frente mientras Thyne buscaba con la mirada a lo que su amigo había estado observando.

El silbato sonó, haciendo que todos comenzaran a correr, al mejor ritmo posible, James y Garret encabezaban a todos. Aunque no se hablaban, los dos estaban concentrados. Demasiado concentrados.

Iuth iba detrás de ellos, tenía su inhalador en su mano, en caso de cualquier accidente. Corría, acelerando cada vez más, sintiéndose completamente viva hasta llegar al punto de sonreír, ella casi nunca sonreía y menos de esa forma. De esa forma tan libre y sincera. Comenzó a pasar a los dos chicos, nuevamente él la miró sorprendido, pero no la empujó, dejó que lo pasara para poder tener una "mejor vista" de ella. Tenía que aceptarlo, no tenía mal cuerpo, pero era una niña tonta. O al menos se quería convencer de eso.

-¿Viste a esa?-exclamó su mejor amigo señalando a la joven. Él lo miró.-
-¿Qué tiene?-preguntó haciéndose el distraído.-
-Es rápida.-rió.-
-Ah... sí.-contestó desinteresado en lo que su amigo le decía.-

Al terminar la carrera todos estiraron y se sentaron a tomar algo en medio del campo de entrenamiento, ella se había sentado apoyada contra una columna mientras tomaba agua y conversaba con alumnos de el penúltimo año, los cuales siempre eran amables con ella, pero no llegaban a ser llamados amigos. Ella era muy reservada.

Él estaba junto a los de su curso, los cuales eran sólo dos, tomando cerveza, la cual habían llevado ilegalmente al instituto. Estaba situado justo enfrente de la chica, decidiéndose en ir a hablarle y al parecer James al fin había descubierto a quien miraba.

-Es ella ¿verdad?-preguntó burlón cuando el otro estudiante se marchó.-
-¿Quién?-dijo reaccionando atónito.-
-¡La chica a la que buscabas esta mañana!-exclamó.-Es la que nos pasó en el entrenamiento ¿no?-dijo con una sonrisa pícara.-
-¡Cállate!-exclamó un poco molesto y golpeó el hombro de su compañero.-La necesito.
-¿La necesitas? Guau, eso es un poco obsesivo Garr.-rió burlón.-
-La necesito para que se haga pasar por mi novia, así mi padre estará orgulloso de mi por al menos una vez en la vida.-explicó apesadumbrado.-
-Ahora tiene más sentido, tiene ese aura de niña buena... pero ¿no tiene como trece años?-preguntó sorprendido.-
-Tiene quince.-corrigió.-
-Entonces... ve a hablarle.-sugirió.-
-Eso iba a hacer.-contestó como si fuera obvio lo que su amigo le aconsejaba.-

Los alumnos que hablaban con ella se fueron, dejándola completamente sola. Vio como él se acercaba, haciendo que su corazón se acelerara demasiado, tomó disimuladamente el inhalador y aspiró unas cuantas veces, intentando no lucir nerviosa.

Él también estaba un poco nervioso, no sabía como reaccionaría la chica, y menos si aceptaría. Nadie cuerdo lo haría, y ella parecía ser muy normal a los ojos de él. Muy normalmente tímida y frágil. Esbozó una sonrisa y pudo ver como la joven se ruborizaba un poco.

-Hola.-saludó Garret sentándose frente a ella.-
-Hola.-contestó con una casi transparente sonrisa y asintiendo.-
-Necesito tu ayuda.-soltaron los dos al unísono luego de unos segundos de completo silencio.-
-¿Sí?-preguntó Fitz inmediatamente.-Tú primero.-ordenó sorprendido.-
-Sé que probablemente no aceptarás pero... ¿te podrías hacer pasar por mi "novio"?-dijo haciendo las comillas con sus manos.-Por favor, es solo por esta semana.-suplicó desesperada.-
-¿En serio me lo pides?-cuestionó estupefacto el chico.-
-Oh, sabía que no aceptarías.-prosiguió frustrada y un poco avergonzada.-
-No, no es eso.-la interrumpió.-Es que yo te iba a pedir exactamente lo mismo.
-¿Ah?-exclamó confusa, tan confusa que en su rostro se había formado una expresión bastante graciosa.-
-Necesito que te hagas pasar por mi novia porque quiero que mi padre esté orgulloso de mi por al menos una vez.-explicó de forma más calmada.-
-¿Por qué va a estar orgulloso de ti por tener una novia como yo?-preguntó extrañada y soltando una risa nerviosa.-
-Porque eres distinta a todas con las que salgo. Eres inocente y tímida y, disculpa por la observación, no tan... sexy.-Jo sintió como si la hubiesen abofeteado con una palma de acero.-
-Bueno, mis padres no estarán orgullosos de que salga con un... vago ladrón con moretones en la cara.-exclamó en un ataque de furia, ¿quién se creía? ¿El hombre más lindo y sexy del planeta?-
-Ya dejaremos esos detalles para después.-la calló seco, como si no le importara lo que le decía.-¿Trato hecho o no?
-Trato hecho.-contestó finalmente, pero con un toque de resignación.-
-Genial, tendrás que conocer a mis padres algún día.-anunció con una falsa felicidad.-Querrás suicidarte luego de eso, probablemente.-prosiguió serio.-
-Y tú a mis padres.-puso énfasis en la frase.-No te preocupes, apuesto a que los míos son peores.-lo "tranquilizó".-Tendrás que usar traje y maquillarte ese moretón.-dijo firme. Se sorprendió a ella misma, nunca era tan desenvuelta con un chico.-
-Bien.-sonrió arrogante el chico. Estaba seguro que la chica exageraba, aunque en realidad no lo hacía.-

-

Ya estaba anocheciendo, él esperaba en la parada del autobús, aún sabiendo que el que debía tomar tardaría una hora en llegar debido a que lo había perdido por culpa de Jo, o mas bien a él le gustaba culparla.

Ella estaba sentada a su lado, silenciosa. Debían conocerse un poco más así no se equivocaban cuando la gente preguntara.

-Entonces estamos saliendo hace dos semanas, nos conocimos a través de entrenamiento y tienes al mejor novio del universo.-sonrió orgulloso Garret explicando. Jo arqueó la ceja aunque tímidamente se levantó de su asiento.-
-Yo... debo irme, ya está oscureciendo.-tartamudeó.-Nos... vemos.-lo saludó casi en un susurro.-

No podía hacerlo, eso era lo que Iuth estaba pensando. No sabía como comportarse con un chico y menos como una pareja, era bastante aniñada en ese sentido.

Fitz sonreía satisfecho, una carga menos en su vida. Lo difícil sería como mantener su "relación" en secreto, ya que hacía unos cuantos meses que se encontraba con una chica de diecinueve años luego de detención, aunque no todos los días. Era algo sin compromisos, ninguno de los dos querían algo serio.

Desgraciadamente, ahora él y ella estaban atados al otro para mejorar sus vidas. Y, desgraciadamente, tendrían algo seriamente falso.

El autobús de Garret pasó luego de una hora, como predijo el chico. Mientras viajaba en el transporte, sentado en el asiento del fondo, a pesar de que todo estaba vacío. Se sentía extraño, sabía que en algún punto todo se arruinaría, los descubrirían y su padre probablemente lo asesinaría. Literalmente. Pero a él le gustaba arriesgarse, además de que quería conocer a la chica escondida debajo de esos cinco kilogramos de timidez. Era una curiosidad abrumadora la que sentía y no se podía sacar de encima. Todo por ese estúpido accidente, pensaba para luego reír. Quien habría imaginado que él le hablaría a una pequeña tonta.

Lucinda, el gato de Jo.
Johanna llegó a su casa y dejó su bolso en su cama, tomó a su gata, Lucinda, y comenzó a acariciarla mientras pensaba con el ceño fruncido. No sabía lo que pasaría, pero sabía que lo que haría le traería consecuencias. O peor, ¿que pasaba si debía besarlo alguna vez? Ella siempre había soñado de tener su primer beso con alguien que realmente le gustara, y él no le gustaba ni un poco. Comenzó a desesperarse, tanto que no se había percatado de que le estaba clavando sus uñas al pobre animal, el cual soltó un quejido y la rasguñó, dejándole una herida en la muñeca.

-¡Lucinda!-exclamó adolorida.-

Se levantó, soltando a su mascota, y limpió su herida.

Capítulo O3 - Una inocente mentira.

Sacó las llaves de su bolso, las cuales estaban amarradas a una enorme colección de llaveros. Sus manos temblaban y sudaban, no sabía bien como les diría a sus padres su "inocente mentira". Porque, pensándolo bien, no les gustaría mucho la idea de que su "pequeña" tuviese un novio.

Entró a su hogar y sus padres la esperaban al pie de la escalera.

-¿Dónde has estado? Tuvimos que hacer el almuerzo nosotros, se supone que lo harías tú.-dijo severa su madrastra. Jo tomó aire para decirles la gran mentira.-
-Estaba con mi novio, lo siento.-contestó de forma inocente. La joven era muy buena mintiendo.-
-¿Novio?-preguntó extrañado su padre, un hombre alto y musculoso, de cabello corto y castaño, sus ojos eran iguales a los de su hija.-¿Desde cuándo tienes uno?
-Desde la semana pasada... pensé que se los había dicho.-dijo actuando confundida.-
-¡Entonces deberías invitarlo a casa algún día!-exclamó entusiasmado el hombre.-Ya que es el novio de mi pequeña...
-No lo sé, papá.-intentó evadir la sugerencia de su padre.-Nos quedaremos luego de clases toda la semana, debemos hacer un trabajo, es por eso que llegué tarde.
-Pero entonces, ¿quién hará el almuerzo?-interrumpió histérica su madrastra.-
-Tranquila Jess, la haremos nosotros. Total, es solo una semana.-la tranquilizó su esposo.-Pero me gustaría conocer a este chico, invítalo a cenar algún día de la semana.-sugirió entusiasmado.-Vengan directamente desde el colegio. Luego de estudiar o hacer lo que tengan que hacer en la escuela, por supuesto.-dijo con una mirada suplicante.-
-Cla... claro. Veré lo que puedo hacer.-tartamudeó petrificada, no sabía como lo haría.-
-Genial.-terminó la conversación la mujer mayor con una amplia y falsa sonrisa en su rostro.-

Jo se dirigió a su dormitorio, intentando idear un plan y dándose cuenta de que el profesor Lungard se había quedado con su celular y no lo volvería a ver hasta mañana, o tal vez nunca más. Se desplomó en su cama y posó ambas manos en su frente, sentía como si le subiera la fiebre. Estaba perdida, no tenía escapatoria, excepto que...

Él se levantó de la escalera de cemento y se dirigió a su casa, azotando la puerta al entrar y escuchando el fuerte ruido de la televisión resonar por toda la habitación. Su padre, mirando fijo al aparato, ignorando completamente a su hijo menor. Su madre, cocinando asustada, temía que una pelea se desatara entre su esposo y su hijo. Ella amaba a Garret, pero el chico casi no hablaba con ella, solo se encerraba en su cuarto y lo veía en la cena o el almuerzo, era un joven muy cerrado.

Garret se sentó a ver televisión al lado del viejo. En el aparato pasaban un programa sobre relaciones, el Sr. Fitz parecía muy entretenido, pero su hijo no, bufó y levantó las cejas aburrido. Su padre lo miró y señaló el electrodoméstico con un gesto de cabeza, el joven lo miró sin entender.

-¿Ves?-preguntó con su ronca voz.-
-¿Qué cosa?-dijo confundido y desagradable el chico.-
-Eso es lo que tendrías que hacer. Tener una novia de verdad, no esas que traes a la casa por una sola noche y tienen nombres que ni se pueden pronunciar.-contestó severo el viejo escritor.-Porque en las historias de amor el final feliz no llega teniendo a cinco chicas a la vez.
-Tengo novia papá.-replicó en un ataque de rabia, pero luego recapacitó y se dio cuenta de que esa era una gran mentira.-
-¿Ah, sí? Nombre.-ordenó.-
-J... Johanna.-obedeció con el primer nombre que se le vino a la cabeza.-
-Entonces tráela a casa, me gusta su nombre.-sugirió firme.-
-Veré que puedo hacer...-contestó preocupado. No sabía que le diría la joven cuando le pidiera que se hiciera pasar por su novia para que su padre, por una vez, estuviese orgulloso de él. Porque, sinceramente, ella no se parecía ni un poco a las chicas con las que generalmente salía.-

-

Ella estaba haciendo garabatos en su cuaderno mientras el profesor explicaba, intentaba idear la forma de pedirle a Garret que se hiciera pasar por su novio, ya que él había sido el culpable de casi todo lo que le había pasado, además de que no sabía como hablarle a otros chicos. Una chica se le acercó, pelirroja de ojos verdes y nariz respingada, tenía el cabello atado en una larga trenza que le llegaba hasta la cintura. Se sentó frente a Jo y la miró con una sonrisa, Iuth levantó la mirada.

-¿Que sucede Chelsea?-preguntó extrañada.-
-Te vi con él.-sonrió pícara la chica de cabello como el fuego.-
-¿Con quién?-arqueó la ceja.-
-¡El chico que provocó el accidente en la pista!-exclamó tan fuerte que algunos se voltearon y comenzaron a molestar a Johanna.-Lo siento.-murmuró cuando todos los otros callaron y siguieron en sus asuntos.-Pero... ¿por qué te vi con él? Digo, ¿qué hacían juntos?
-Nada... solo le agradecí por haberme visitado en el hospital... y por las rosas que me dio.-dijo poniéndose completamente colorada.-
-¿Rosas?-preguntó emocionada y con los ojos bien abiertos.-
-Sí. No es nada romántico Chels, solo lo hizo por educación.-intentó no darle importancia.-
-Está bien. Pero si sucede algo con él, sabes que me tienes que contar, somos amigas desde los cinco años.-le recordó.-Y sabes que no diré nada, además de que me encantaría que estuvieras con un chico, eres muy hermosa, solo te falta el chico.-sonrió.-
-No sucederá nada.-aclaró firme.-Tranquila, yo siempre te cuento todo.-le devolvió la sonrisa a su amiga.-
-¿Entonces hoy vendrás a casa después del colegio?-cambió de tema la pelirroja.-
-No puedo...-contestó avergonzada.-
-¿Por qué?-preguntó confundida.-
-Debo ir a detención durante toda la semana.-explicó apesumbrada.-
-Oh, entonces será el fin de semana.-sonrió emocionada.-Hay una fiesta que dicen que será lo mejor.-anunció.-Y tú tienes que estrenar ese conjunto que te compraste la última vez que fuimos de compras.-le guiñó un ojo, a lo que Jo le respondió con una sonrisa tímida.-

Ese día tenían entrenamiento, por supuesto que era luego de detención, así que tendrían tiempo de hablar más tranquilos allí. Pero a pesar de saber esto, Garret buscaba desesperado por los pasillos a la chica, aunque lo disimulaba diciéndole a su mejor amigo que debía encontrar a la entrenadora.

-Garret, tranquilo, la verás en entrenamiento.-exclamó cansado el rubio de ojos caramelo que lo seguía.-
-Lo sé, pero necesito hablar con ella.-contestó el morocho mientras miraba hacia todos lados.-
-¿Desde cuando necesitas hablar con la entrenadora?-preguntó extrañado.-
-Está bien.-bufó él frenando y volteando a ver a su mejor amigo.-No estoy buscando a la entrenadora.
-¿A quién buscas?-dijo insistente el chico.-
-A una chica.-explicó.-Pero si dices algo te asesinaré, ¿sí?
-Guau, alguien captó la atención de Garret Fitz.-sonrió burlón.-¿Quién es?
-Nadie que te interese, James.-evadió la pregunta.-Además, luego lo sabrás...-murmuró.-
-¿Va a entrenamiento?-insistió, Garret asintió.-Está bien, me la mostrarás o sino comenzaré a preguntar.-amenazó divertido.-
-Lo sé.-rió él.-

-

El profesor Lungard caminaba de un lado al otro, vigilando cada movimiento de Jo, buscando alguna razón por la cual burlarse de ella. Habían unos cuantos estudiantes más, Garret incluido, pero no podían hablar. Más bien no querían ningún problema.

Johanna se había quitado el esmalte de sus uñas y el maquillaje, y solo estaba esperando al momento preciso para sacar su teléfono del escritorio del desagradable encargado, ya sabía en qué gaveta del escritorio estaba guardado. Ahora solo estaba terminando los garabatos que había empezado a la mañana, le entretenía crear dibujos abstractos con ellos.

Garret estaba masticando un chicle de forma desagradable, lo que hacía cuando estaba extremadamente aburrido. Pero no quitaba su mirada de la chica ni por un segundo, pensando en como podía pedirle ese gran favor de hacerse pasar por su novia. Su mejor amigo, James Thyne, también estaba allí, nada más que dormía profundamente, haciendo que sus ronquidos resonaran por toda la sala.

Lungard se acercó a él y le dio un golpe con un libro en la cabeza, a lo que James reaccionó con un exagerado salto. Se acomodó en su asiento y limpió su saliva, la cual se había desbordado por su boca y caído un poco a su pupitre. Se cruzó de brazos molesto mientras fruncía el ceño. Fitz no pudo evitar soltar una carcajada, Iuth rió por lo bajo y todos los otros rieron por un rato.

-¡Silencio!-gritó con furia el profesor.-Thyne, tendrás otro mes en detención, tú también Fitz.-los señaló con el libro que tenía en la mano. Bajó su mirada hasta llegar a Jo, buscando algo que decirle.-Y tú... niña tonta.-la llamó, ella levantó la mirada y lo observó firme.-
-¿Sí, profesor?-contestó con una sonrisa falsa a pesar de sentir un terror inmenso dentro de ella.-
-Esos garabatos son horribles y estúpidos. Me recuerdan a ti.-contestó arrastrando sus palabras y con asco. Todos los otros alumnos se echaron a reír. Fitz lo miraba serio, enserio le molestaba que la tratara así. Pero lo que más le molestó fue ver esos ojos llenos de lágrimas, lucían mucho más hermosos cuando ella sonreía. Borró esos pensamientos de su cabeza negando mientras fruncía el ceño. Jo bajó la mirada y siguió dibujando.-

Los minutos pasaron más rápido luego de eso, Lungard salió del curso anunciando que el castigo había terminado, todos corrieron a la puerta, excepto por él y ella.

Ella corrió al escritorio y abrió la segunda gaveta de la derecha, extrajo su celular y salió corriendo hacia entrenamiento. Él, al ver esto, la siguió de cerca.

Llegaron a la pista y todos estaban allí, se reunieron con el grupo, pero ninguno podía quitar su mirada del otro.

Personajes - James Thyne.

James Paul Thyne nació el 23 de octubre de 1993 <<17 años>>, sus amigos lo llaman Jamie, James o Thyne. Es el mejor amigo de Garret Fitz.

Jamie es un chico simpático y un poco engreído, pero además es muy romántico y dulce. Cree en el verdadero amor debido a sus abuelos, quienes estuvieron juntos toda su vida y se amaban incondicionalmente.

Corre carreras escolares, al igual que Fitz e Iuth. Pero ese no es su deporte favorito, también hace basketball, football y rugby. Su hobbie es ayudar a su madre en su negocio de ropa, le encanta ir y conocer gente, especialmente chicas. Es amigo también de Uriel Locke, pero no es muy cercano a él debido a que prefiere estar con Garr. Ama su físico, lo que le lleva a creer que es un poco afeminado, aunque no lo acepta porque sabe que nada le atrae más que las mujeres. Además de todo lo anterior, es un muy buen dibujante, su padre le enseñó ya que es un artista retirado. Su madre le enseñó a tocar el piano, y lo hace mucho mejor que ella al parecer, suele tocar en eventos familiares y ha tenido algunos trabajos en bodas o fiestas de cumpleaños, donde Garret también ha trabajado, pero como mesero.

Siempre que su mejor amigo se mete en peleas, él también lo hace debido a que daría su vida por él, es como un hermano menor el cual debe cuidar.

Sus padres son Hugh Thyne y Devra Hollys, tiene una hermana dos años más joven llamada Lily Thyne con quien se lleva perfecto. Son inseparables, pero solo cuando se cruzan en la casa porque no se ven muy seguido. Su madre es gerente de un hotel del pueblo, además de que vende las viejas obras de su marido, quien ahora es un 'estricto' juez. Los dos están completamente orgullosos de sus hijos.

Su sueño es ser un famoso deportista debido a que disfruta mucho hacer ejercicio, pero hay que aceptar que es un poco competitivo... demasiado competitivo.

Aunque nadie se lo crea, es virgen y está orgulloso de ello porque le parece una estupidez hacerlo con alguien que no amas realmente, aunque no se lo ha dicho a Garret porque obviamente le diría que es gay.

Es soltero, aunque ha tenido algunas novias, pero las ha dejado al darse cuenta de que solo quieren tener sexo con él.

Le tiene fobia a las alturas, porque una vez se cayó del techo de la casa de Fitz y se quebró el brazo, además de que tuvo una hematoma en la cabeza. Desde ahí no quiere subirse ni a una escalera.

Le encanta el punk rock, no sabe que haría sin ese tipo de música.

Posee un auto pero no lo usa aún porque está esperando a su cumpleaños de 18.

No lee libros pero le encantan los cómics, tiene una colección enorme en su armario. Además de una enorme colección de revistas pornográficas, las cuales son de Garret, quien se las dio debido a que no quería que su padre se las quitara.

Ama a los animales, tiene un perro llamado Sandy, es un ovejero alemán.

P/D: Sé que en la historia James tiene los ojos color caramelo, pero no encontré ninguno así! Así que pretendamos que los tiene caramelo en la foto jaja.

sábado, 22 de octubre de 2011

Personajes - Chelsea O'Connell

Chelsea O'Connell nació el 26 de agosto de 1995 <<15 años>>. Generalmente la llaman Chels y es la mejor amiga de Johanna Iuth.

Chelsea es una chica dulce, amistosa y daría lo que fuera por la gente que ama. Es una excelente bailarina, hace ballet desde los 5 años, además es realmente buena en ajedrez debido a que es muy inteligente, aunque ella lo niegue aparentando ser humilde. También asiste a un curso de modelaje porque sus padres la obligan, quieren que sea una hermosa actriz, y no les gusta mucho el hecho de que pase más tiempo estudiando que practicando caminar con tacones, o más bien, finge estudiar, ya sabe demasiado con solo prestar atención en clase. Ella en vez de estudiar está leyendo folletos de universidades. No quiere ser una tonta modelo, quiere ser una exitosa abogada.

Ha tenido numerosos pretendientes pero ningún novio debido a que cree que no necesita a un hombre aún, pero eso no quiere decir que no haya besado a nadie. Lo ha hecho, y tiene bastante práctica.

Generalmente se queja de su falta de fisico, a pesar de ser delgada, no tiene un voluminoso trasero o cintura y caderas marcadas como Jo. Lo que envidia de su amiga, pero no se deja llevar por esas cosas.

Le encantan los libros y películas de amor. Una buena historia siempre debe contener un poco de romance, según ella.

No le gusta correr como a Jo, lo detesta debido a que según ella no tiene ninguna gracia.

Su sueño es adoptar a un niño africano, debido a que le encantan y quiere ayudar a un niño que lo necesite. En cuanto a casarse, es mejor no discutir ese tema con ella.

Su familia está formada por sus padres solamente, es hija única, por lo que la presionan a ser lo que ellos esperan.

Cuando un chico le atrae, es la persona más obvia del mundo, aunque ella no lo nota y Jo la reta por eso. Pero al final, casi siempre los consigue.

DETESTA las arañas, debido a que cuando era niña una muy venenosa la picó y casi muere, pero la pudieron salvar.

Nadie sabe que ella es amante de la música heavy o del heavy metal. Lo escucha cada vez que puede, y más cuando baila en su casa cuando no hay nadie. Pero si alguien le pregunta, ella dice que ama el pop y las baladas, lo que es cierto, pero en parte.

Su primer beso fue con un chico que le gustaba, pero al otro día él se cambio de colegio, diciendo que ella lo había acosado. Lo que dejó a Chelsea en medio de un lío enorme.

Su pasión es tocar el piano, le enseñó su primo cuando era niña, él le lleva 10 años.

Le encantan los caballos, pero no puede tener uno debido a que su madre es alérgica a ellos.

sábado, 15 de octubre de 2011

Capítulo O2 - Detención.

Jo entró nerviosa y asustada a la sala de detención, allí estaba el hombre de la voz ronca y gruesa que la había frenado hacía unas horas, era el único encargado de hacerle la vida imposible a los estudiantes, le encantaba castigarlos y molestarlos, era una persona completamente desagradable. Era un hombre de unos 35 años, morocho con algunas canas y ojos negros.

El hombre la miró con una sonrisa intimidante y ella se sentó rápidamente en un pupitre, el día estaba frío y húmedo, llovía a cantaros afuera. Johanna buscó en su bolso y sacó su celular para avisarle a su madre que llegaría tarde pero alguien le arrebató el móvil de sus manos, alzó la vista y se encontró nuevamente con esa penetrante mirada.

-No se permiten celulares.-sonrió siniestro y volvió a su escritorio. Ella lo miró con odio y se acomodó en su asiento.-

Él no llegaba aún, estaba fuera del colegio, sentado en la parada del autobús, pensando adonde ir, no tenía ningún lugar excepto detención. Se encogió de hombros y tomó su mochila para colgarla de su hombro. Caminaba por los vacíos corredores donde el silencio resonaba en cada rincón, encontró la sala correspondiente y giró el pomo de la puerta, la abrió.

Quedó completamente helado al verla allí, pensó que lo más probable sería que se salvara del castigo o que lo pasara por alto. Pero no, ella estaba sentada en el tercer banco de la fila que estaba frente al escritorio del profesor Lungard, como odiaba a ese hombre, le hacía la vida imposible cada vez que tenía la oportunidad.

Caminó a paso decidido hasta sentarse en el cuarto pupitre de la primera fila, la chica apenas lo miró, estaba ¿completando tareas? Garret frunció el ceño y rió.

-Iré a buscar café, UNA palabra y se las verán conmigo.-amenazó Lungard y se marchó. Johanna apenas alzó su mirada y pegó un salto cuando el hombre dio un portazo.-

Ella volteó la cabeza lentamente y lo miró, su cabello oscuro y corto pero no demasiado, sus ojos café, oscuros pero había un brillo especial en ellos, un brillo que Jo no podía describir. Él arqueó una ceja y sonrió, lo que provocó que la joven volteara nuevamente nerviosa.

-Gracias... gracias por las flores.-agradeció dudosa.-
-No hay de que.-contestó extrañado el muchacho, no muy seguido alguien le agradecía algo.- ¿Estás mejor?-preguntó.-
-Sí.-dijo Johanna casi en un susurro.-Tú no lo estás por lo que puedo ver.-dijo y dio vuelta su banco, mirando hacia el morocho.-
-¿Qué te hace decir eso?-dijo riendo nervioso.-
-Bueno... no soy una experta leyendo gente, pero... sigues teniendo ese ojo morado, estás mojado y estancado aquí conmigo por dos horas.-explicó la chica mirando al suelo, la ponía nerviosa mirar a la gente por mucho tiempo, más si eran chicos.-
-Mi ojo ya está bastante mejor, no me importa estar mojado y créeme que he estado aquí más de dos horas y muchas veces con personas muy insoportables.-contradijo.-¿Piensas que te odio o algo así?-rió.-
-¿Sí?-afirmó la chica dudosa.-

Esmalte de Jo.
Él solo se limitó a soltar una carcajada mientras la chica fruncía el ceño molesta, odiaba que la gente se burlara de ella. Se quedó mirándolo fijo con odio mientras golpeaba suavemente el banco con cada una de sus uñas, las cuales cuidaba como si fuesen oro, cubriéndolas siempre con el mismo tono de azul brillante, el cual le daba a su estilo un toque infantil o juvenil. Cuando Garret dejó de reír la miró y se sorprendió por su expresión, preocupado iba a disculparse pero lo dudó. ¿Por qué tanta necesidad de ser amable con esa chica? Problema resuelto, ya la había visitado en el hospital y le había dado un hermoso ramo de rosas rojas, el cual tuvo que robar debido a que sus padres no le daban dinero nunca y lo habían despedido de su trabajo de tiempo parcial en la cafetería cercana a su hogar. Además, no quería una tonta niña de 13 años detrás de él, sí, él pensaba que Johanna tenía 13, cuando en realidad tenía 15.

Pero antes de que pudiera hablar se abrió nuevamente la puerta, el "profesor siniestro" había vuelto. Miró a la chica con odio debido a como estaba situado su banco, se acercó a ella y violentamente acomodó el banco de la chica, haciendo que esta se golpee con el pupitre de al lado. Pero se aguantó el dolor con un leve quejido.

-¿Piensas que puedes desobedecerme? Solo porque seas una inmadura que pinta sus uñas con colores ridículos y usa maquillaje barato no quiere decir que puedas hablar cuando no estoy, y menos si es con Fitz. No tienes chance con él, a él le gustan las lindas, no sé si te has mirado a un espejo. Por hablar cuando dije que no lo hicieras, tendrás detención todo lo que queda de la semana y me burlaré de ti todos los días. No puedes maquillarte así mientras estés en mis detenciones. ¿Entendido?-dijo Lungard con desprecio mirándola a los ojos mientras apretujaba la muñeca de la chica contra el banco. Ella se sintió humillada, sus ojos se volvieron llorosos pero lo único que hizo fue quitar su muñeca de las garras del hombre con un hábil movimiento y tomar sus cosas para salir sin decir ni una palabra.-

Se sentía estúpida, caminaba por los pasillos a paso rápido, tomó su inhalador para el asma y lo usó. Al parecer ésa era una de las situaciones estresantes que el médico le había advertido. Caminó hasta la puerta principal y estallando en lágrimas silenciosas se sentó en las escaleras del porche escolar. Su muñeca le dolía y su humor era el peor, si se dirigía a su casa todo iba a empeorar, sus padres le dirían algo parecido a lo que el profesor le había dicho. No lo podía creer, una semana entera en detención con ese maniático quien además, se burlaría de ella de la misma forma que hacía unos minutos, encima que tal vez habría otros estudiantes en los próximos días. Miró sus uñas mientras las lágrimas de frustración le nublaban la vista y se calzó sus guantes para no tener que mirarlas, tenía frío debido a la lluvia, pero su abrigo al parecer lo había olvidado. Cerró sus ojos intentando pensar en otra cosa y se apoyó en la pared.

Él, por otro lado, se había quedado helado. El profesor se había pasado con la chica... decirle todo eso era simplemente cruel, la niña parecía ser buena. A pesar de que hacía unos momentos Garret había tenido la intención de ser malvado con ella. Notó que su abrigo se había quedado en el banco, cuando el hombre volteó, el lo sacó del banco y rápidamente lo guardó en su bolso, se lo devolvería luego, si es que alguna vez la volvía a ver.

Lungard sacó una caja de cigarrillos y comenzó a fumar, caminaba de un lado para el otro mientras repetía su dialogo a carcajadas. Al joven le dio asco, él no era la mejor persona del mundo pero Lungard... Lungard se pasaba en estúpido.

-¿Quieres uno Fitz?-preguntó con una desagradable simpatía el hombre de ojos oscuros.-
-¿Desde cuando me ofreces algo?-dijo el chico con tono desafiante pero de forma vaga.-
-Bueno... insultar a esa niña me puso de buen humor, no se encuentra a un animal tan indefenso todos los días.-explicó con satisfacción y le lanzó un cigarrillo al estudiante, el cual lo atrapó con agilidad.-

Se lo puso en la boca y lo encendió.

-

-Bien Fitz, ya pasaron las dos horas. Puedes retirarte.-dijo con su falsa simpatía el profesor.-

Él tomó su mochila y se levantó de su pupitre sin decir ni una palabra, había fumado por un largo rato y se le había impregnado el olor a humo. El día seguía nublado, y en ese pueblo los días oscuros aterraban a la población, pero a ellos dos no.

Salió del edificio y miró a una esquina, Jo estaba ahí, sacando el esmalte de sus uñas con odio mientras murmuraba cosas que Garret no podía entender. Se acercó cauteloso hasta que se situó a su lado, al ver que la chica no notaba su presencia se sentó y la miro muy de cerca, de tan cerca que cuando la chica volteó quedó asustada y a unos pocos centímetros de distancia de él.

-¿Qué haces?-tartamudeó la joven mirándolo con los ojos bien abiertos. Él por poco no ríe nuevamente, la chica era muy tímida e insegura, eso le causaba gracia y hasta un poco de ternura.-
-¿Qué haces tú aquí todavía? No me digas que enfrentarás a Lungard, eso es suicida para una chica como tú.-dijo el chico alzando sus cejas luego de ver como la niña fruncía el ceño.-
-No puedo ir a casa y olvidé mi abrigo.-contestó de manera fría recordando como él también se había burlado de ella.-
-Toma.-dijo gentil mientras buscaba la prenda entre sus cosas, se la entregó. Johanna lo miró confundida.-No le hagas caso a Lungard... es un idiota.-dijo en un intento de consolarla.-
-Já, además de decirme que soy fea e inmadura hará que mis padres me castiguen.-contestó indignada.- ¿Por qué tienes tanto olor a humo?-preguntó frunciendo el ceño nuevamente.-
-Estaba fumando.-explicó encogiéndose de hombros.-Ahora... ¿quieres que te acompañe a algún lado?-ofreció amable, tenía curiosidad hacia la chica.-
-No tengo ningún lugar adonde ir.-contestó frustrada.-Si voy a casa mis padres me castigarán por como un mes... es por eso que tengo que inventar alguna excusa para llegar tarde durante toda la semana.-dijo y reposó su cabeza en su mano mientras que su codo estaba apoyado en su pierna. Bufó.-
-No lo sé... diles que estás saliendo con un imbécil que tiene la necesidad de verte luego del colegio durante toda la semana y que no puedes fallarle.-recomendó burlón. Ahí fue cuando la chica abrió sus ojos desmesuradamente, el chico había encontrado la solución a todos sus problemas.-
-¡Esa es una excelente idea!-exclamó impresionada y emocionada.-
-Es la peor idea del universo...-replicó el chico frunciendo el ceño.- ¿Quién creerá que una niña de 13 años tiene novio?-rió.-
-Tengo 15.-contestó molesta Jo, aunque un poco avergonzada, nunca había tenido novio ni besado a nadie. Se sentía toda una perdedora.-
-Ah... entonces puede que funcione.-sonrió vago.-

Ella se levantó de su lugar y se puso su abrigo. Él la miró por primera vez, la miró como lo que realmente era, una adolescente... soltera y frustrada, eso le hacía acordar a él mismo. Sonrió y mientras la chica se alejaba y observaba todo su cuerpo de arriba abajo. Jo volteó una última vez y entre toda la lluvia y el frío, se limitó a saludarlo con la mano y una reluciente sonrisa.

Capítulo O1 - Accidente en la pista.

Energía, eso se sentía en el aire. Los dos la sentían, nerviosos miraban hacia la multitud expectante que los vería. Ella, asmática, casi al punto de no poder respirar. Él, molesto debido a su interminable lucha en contra de su familia, a la cual no aguantaba.

Los competidores se colocaban en la línea de salida para enfrentarse a su destino, a las suficientes yardas que los esperaban. El silbato sonó, y todos comenzaron a correr intentando que el corazón no se les saliera por la garganta. Para ella lograrlo era muy difícil, su asma le impedía hacer mucho esfuerzo, pero su voluntad la impulsaba a ir por más. Para él era una tarea simple, pero su rebeldía lo obligaba a ir en segundo lugar, a pesar de que sabía que podía ganarle al chico que corría delante de él.

En el ambiente se escuchaban los alientos de la multitud, que luego de unos segundos se podía sentir el ritmo que provocaban sus gritos y exclamaciones. A ella le recordaba a una canción con la cual entrenaba, lo que hizo que acelerara el ritmo y que su respiración mejore, en resumen, le generó la confianza que le faltaba. A él le recordaba a todas sus peleas, lo que hizo que se mareara por los diversos malestares emocionales que le traían esos eventos pasados, como resultado comenzó a bajar la velocidad.

No se parecían en casi nada excepto en una cosa, los dos querían escapar de la vida que les había tocado vivir. Ella quería explorar el mundo sin que nadie la frenara, por eso había elegido correr carreras escolares. Él quería escapar de su familia y ser libre, correr lo hacía sentir vivo y en libertad.

Dentro de sus cabezas resonaba un ritmo pegadizo acompañado de un leve "¡Oh!", era uno de esos momentos de la vida los cuales pareciera que suceden con música. Poco a poco se iban acercando entre ellos, y acercando a la meta. Segundo y tercer lugar, nada mal para ser novatos.

A punto de pasarlo, ella aceleraba su ritmo, pero su asma volvía cada vez más fuerte, quitándole el poco aire que alcanzaba a aspirar. Él al ver esta situación comenzó a acelerar, pero no podía, estaba cansado debido a que la noche anterior no había descansado bien debido a que su padre le había golpeado la cabeza con una puerta por "accidente" y su ojo había quedado morado, refregó este con su mano izquierda e intentó pasar a la joven. Pero no lo lograba, y eso le molestaba, no quería ser pasado por una chica quien además era menor que él, se balanceó suavemente hacia ella dándole un empujón. Ella inmediatamente tropezó y cayó al suelo, pero con esto también lo arrastró a él debido a que tomó su pechera para no caerse, pero al contrario, él cayó encima de ella.

El público al ver esta escena exclamó un "Auch" mientras todos se levantaban de sus asientos expectantes a ver lo que sucedería. Mientras que los dos yacían en el terroso suelo, ella sin poder respirar, él completamente shockeado.

El joven comenzó a escuchar la sonora y desesperada respiración de la muchacha, lo que hizo que reaccionara de inmediato y se quitara de encima, ya habían unas cuantas personas a su alrededor.

-Ey, tranquila.-intentó tranquilizar la respiración de la joven.-Traeremos ayuda ¿sí?

Ella no podía obedecer, estaba desesperada por aire y lentamente su vista se iba nublando.

-

Abrió sus ojos lentamente y se encontró con un cielo blanco, hecho de cemento, y unos pétalos azotando su rostro, los cuales alejó de forma vaga. Miró al frente y se encontró con unos ojos cafés los cuales la miraban fijo, frunció el ceño confundida. Él la miraba y seguía preguntándose porque había tenido la necesidad de ir a verla al hospital. Ella negó extrañada, sin entender que había sucedido cuando el sonido de la puerta la obligó a mirar a su izquierda.

-Muy bien, señorita Iuth. Al parecer despertó con compañía.-exclamó el doctor, un hombre canoso y de baja estatura.-Sólo tuvo un accidente asmático, le sugiero que no entre en pánico ni situaciones estresantes al menos en los próximos días. Esa caída la asustó bastante parece.-sugirió con aire divertido. Ella sólo le sonrió al hombre y volvió su mirada hacia el joven.-Entonces... les dejaré tiempo para hablar.-dijo luego de ver la intensidad con la que los dos adolescentes se miraban, sin entender ni un poco la situación en la que estaban.-
-Sí, gracias.-contestó ella sin quitar su mirada del chico.- ¿Quién eres?-preguntó cuando el médico salió de la sala.-
-Garret, Garret Fitz.-contestó él sintiéndose un poco incómodo.-Me gustaría saber tu nombre, si no es molestia.-prosiguió metiendo sus manos en los bolsillos de sus desgarrados jeans.-
-Johanna Iuth.-contestó frunciendo el ceño.-¿Tú fuiste el que me empujó en la carrera?-preguntó un poco molesta luego de recordar la razón por la cual estaba en ese hospital.-
-Sí.-contestó alzando sus cejas y encogiéndose de hombros.-Por eso vine a verte...-continuó.-Pero me sorprendió ser el único que lo ha hecho.-la miró expectante.-
-Mis padres se ocupan mucho de su trabajo... y mi hermano vive a dos ciudades, un ataque de asma es un asunto poco importante, especialmente si me ocurre a mi.-explicó con desinterés, lo cual sorprendió a Garret.-
-¿No te molesta contarle eso a un completo extraño?-rió extrañado.-
-¿No te molesta ese ojo morado que tienes?-preguntó la chica interesada con las cejas en alto.-
-Problemas familiares... mis padres aman a mi hermano y me odian a mí. A veces mi padre se pone un poco violento conmigo.-explicó intentando no tener un ataque de rabia.-
-Esto es extraño.-rió la joven.-
-Sí, nunca soy tan...-continuó el chico.-
-Honesto con alguien que no conoces.-completó la frase la adolescente.-Lo sé, yo tampoco.-soltó una risita incómoda.-
-En realidad no es que no te haya visto antes, siempre te veo entrenando en la pista, o leyendo en la biblioteca.-la tranquilizó Garret.-
-Si... yo siempre te veo tomando el autobús en la parada frente a la escuela, o escuchando música bajo los árboles del jardín mientras todos estamos en clase.-los dos rieron.-

Un portazo interrumpió su conversación. Una mujer alta y delgada, con un peinado extravagante y vestido negro ajustado entró a la habitación como si fuese la estrella de un show. Y con exageradas acciones se arrodilló al lado de su hija.

-¡Jo! Hija, me alegro tanto de que estés bien, estaba MUY preocupada.-sollozó falsamente antes de notar la presencia incómoda de Garret.- ¿Y tú eres?
-Garret Fitz, señora Iuth.-sonrió falsamente el joven estrechando la mano de la mujer.-

La mujer ignoró completamente al chico y siguió actuando como si le importara la joven que estaba recostada en la camilla. Ella, o más bien Jo, miró con sufrimiento al chico para volver la mirada hacia su madrastra. Él, Garret, entendió que era hora de irse, saludó a la chica con su mano sin decir ni una palabra y se marchó de allí.

Al otro día ella ya estaba en casa, durmiendo tranquila. Él no lo estaba, estaba en el banco de un parque cercano a su hogar, con el uniforme escolar puesto y sus útiles a su lado, durmiendo no muy cómodamente. Una pelea con sus padres debido a su escapada al hospital y ya tenía que dormir fuera de su casa.

O más bien él lo prefería así.

Sintió que su celular sonaba y lo atendió enojado y con desgano, su padre lo insultaba, él solo se limitó a dejar el aparato en el viejo banco y dirigirse al instituto. Ella despertó, sintiendo el suave aroma a tostadas que provenía de la cocina, la cual estaba al lado de su habitación. Se levantó adormilada y se vistió con su uniforme. Se maquilló levemente, con tonos claros como siempre hacía, pero para remarcar sus ojos utilizó un delineador negro, el cual hacía contraste con sus ojos miel, recogió su flequillo con un broche y dejó su cabello suelto, el cual era color castaño claro cobrizo.

Se dirigió a la cocina y desayunó junto a la ama de llaves, sus padres no se despertaban para saludarla, y eso que entraban al trabajo solo quince minutos después que ella. Saludó a su empleada y se dirigió al colegio.

Corrían, los dos lo hacían, si llegaban tarde deberían pasar dos horas en detención luego de clases. No es que él no tenía detención igual, lo habían descubierto en el jardín en horas de clase. Para ella un sólo castigo era la perdición, sus padres odiaban que ella llegara tarde a casa.

Se cruzaron en la entrada y alguien los tomó de sus mochilas.

-Alto ahí.-se escuchó una voz gruesa y ronca.- ¿Tarde de nuevo verdad, Fitz?-preguntó el hombre.-
-Sí.-contestó con odio Garret.-
-¿Y tú como te llamas, princesa?-prosiguió el adulto con desprecio y arrastrando sus palabras.-
-Iuth, Johanna Iuth.-contestó tímida e insegura la chica.-
-Bien, los dos a detención luego de clases, no tendrán tiempo para almorzar y no me interesa si se desmayan del hambre.-explicó para luego soltarlos y empujarlos para que siguieran su camino.-

Él se dirigió maldiciendo a su curso, era su último año de secundaria, pero sus 17 años no le alcanzaban. Ella se dirigió asustada al suyo, tenía sólo 15 años y se sentía encerrada en su clase, nadie era como ella. Se sentía una anormal.

El timbre sonó, agudo y puntual a las 12:30 de la mañana, marcando la salida de todos los estudiantes, todos excepto ellos. Que casualidad que ellos hubiesen sido los únicos con detención ese día.

viernes, 14 de octubre de 2011

Personajes - Garret Fitz.


Garret Fitz nació el 14 de junio de 1994 <<17 años>>, más bien conocido por Garr. Su mejor amigo es James Thyne.

Garret es un chico confiado, arrogante, bastante pervertido y, según él, un gran besador. Pero esa es su forma de ser con los demás; en realidad se preocupa mucho por los otros, pero no le gustaría que lo supieran porque <<Me sentiría como todo un marica>> dice él. Le gusta correr, en especial para descargarse cuando tiene emociones muy fuertes, además de que siente que corriendo no hay límites que lo frenen, se siente libre. Podría ser mejor corredor, pero por culpa de su rebeldía no quiere serlo. Suele tomar el autobús en la parada de su colegio, aunque a veces solo se sienta allí para tener un lugar donde estar en vez de ir a su hogar. También se escapa en horas de clase para escuchar música en el jardín escolar, aunque generalmente lo descubren, pero no puede negar que le encanta la adrenalina que le genera.

Generalmente está herido debido a que se mete en muchas peleas callejeras o por que su padre lo golpea.

Sus padres son Jacob y Rose Fitz. Jacob es un famoso escritor, no está ni un poco orgulloso de su hijo, además de que Garret le repite que escribir es para maricas, a lo que él le responde <<Por eso, saliste a mí, hijo>>. Tiene un hermano mayor llamado Jared Fitz, con quien solían ser inseparables, pero cuando el más grande maduró se separó completamente de su hermano, ya que tienen personalidades muy diferentes. Jared se marchó del pueblo hacia las grandes ciudades y se convirtió en un anesteciólogo exitoso, además de que nunca se metió en ninguna pelea ni le faltó el respeto a nadie. Garret, por el contrario, pelea con su padre cada vez que hablan aproximadamente, además de que él es el que sale perdiendo.

Su sueño es ser independiente y recorrer el mundo sacando fotografías, cree que una fotografía dice más que mil palabras. No es virgen, tiene épocas donde se le da por ser bastante mujeriego y no soporta que lo rechacen, lo pone histérico. Pero casi ninguna lo rechaza debido a que es lo que ellas llaman 'Sex God' y una oportunidad como esa no se rechaza a menos que estés loca.

Tiene una 'amante', o algo así, llamada Ada, quien tiene 19 años. Engaña a su inocente y tierno novio con el 'Sex God' del pueblo, aunque Garret está en segundo lugar. Uriel Locke, su mayor enemigo, es quien ganó el primer lugar.

Es bastante curioso, pero lo disimula completamente, haciendo que nadie sepa de esa característica que posee. Aunque no puede controlarla mucho cuando está con Johanna Iuth, esa chica acapara toda su atención, y lo hace mostrar su lado bondadoso. Pero él, al darse cuenta de lo que está haciendo, la trata de 'niña tonta', lo que enfada mucho a la chica. Posee cierta atracción hacia la quinceañera, y lo manifiesta en sus momentos de debilidad, pero está loco por Ada.

Le teme a los laberintos debido a que cuando era niño se perdió en el que hay en el espacio de Goenstrat y tardaron 3 horas en sacarlo de allí. Tiene una extraña costumbre de subirse al techo de su casa y espiar a sus vecinos, aunque él niegue completamente que sea 'espiar', lo llama 'ver cosas que nadie ve'.

Generalmente viste con camisetas de tirantes y jeans rasgados, no tiene ninguna prenda favorita excepto por su chaqueta de cuero. Le encanta la comida china, pero se queja de no poder comerla casi nunca. Su bebida preferida es la cerveza.

Solía trabajar en un diner como mesero pero lo despidieron debido a que tuvo un romance con una compañera de trabajo y los descubrieron en la cocina haciendo cosas indebidas. Además de eso ha trabajado en el centro comunitario debido a sus incontables peleas callejeras.

Ama la música, es su forma de expresarse -además de la fotografía-, no tiene ningún genero preferido, solo escucha y se conecta de una forma casi íntima con las canciones.

Su primer beso fue con una 'fracasada' según él, llamada Agnes Ulrick. Quien le enseñó todo lo que sabe sobre flirtear, y él sigue sin saber de donde aprendió semejantes técnicas la pequeña perdedora. Además de ella, tuvo un gran amor, pero esta le rompió el corazón al engañarlo, y desde entonces ha evitado tener un compromiso con alguien.

Sabe tocar la guitarra, aunque no lo presume ni lo hace muy seguido.

Tenía una moto pero su padre se la quitó y destrozó luego de una fuerte pelea entre los dos.

Le gusta leer los libros antes de ver las películas solo para revelarle el final a la gente en medio de la función del cine. No ve muchas películas ni lee libros casi, excepto que tengan contenido pornográfico o sea alguna de las anteriores.

Es un terrible estudiante, no presta atención jamás, excepto por la clase de educación sexual que tuvo cuando tenía catorce años, donde les enseñaron como ponerle un preservativo a una banana.

Es un excelente bailarín y le encanta presumirlo. Puede ser el alma de la fiesta si se lo propone, pero para eso no debe tomar mucho sino se pondrá depresivo.

Si pudiese elegir su forma de morir, sería caer al río Goenstrat y clavarse una piedra en la cabeza, pero luego de haber estado con alguna chica, así se representaría una de sus escenas favoritas de las películas de terror <<Cuando la chica en ropa interior encuentra un cadáver y luego se traumatiza. Pero solo por la parte de ropa interior, hace que a la gente le paresca algo bueno y original>>.

Odia los animales, en especial los gatos.

Adora a su madre pero no son muy cercanos y tiene los mismos ojos que ella. Cuando se pelea con ella duerme en el banco del parque del pueblo, debido a que no soporta verla enojada con él.